¿Para cuándo la desaparición del sistema operativo?
Allá por 1996 Marc Andreessen (en aquel entonces un niño prodigio que fue tapa de la revista Time por su diseño del Mosaic y del Netscape) sostuvo que la mutación de los navegadores conllevaría entre otros efectos a la desaparición del sistema operativo. En esos días, Bill Gates pudo reírse impunemente de esta amenaza, y pudo seguir haciéndolo por casi 10 años, pero en este momento ha empezado a preocuparse... o debería, pues la idea de Marc -finalmente- está tomando forma.
El ámbito de trabajo será por fin la Web, que dejará de ser un repositorio virtual de archivos o un espacio de navegación unidireccional, y se convertirá por fin en una plataforma de servicios.
Esto significa que cualquiera podrá de ahora en más escribir documentos en Writely (prescindiendo así de 20 años de Word), enviarlos vía Gmail (olvidándonos así de Outlook o de Entourage), y fijar citas para editar esos documentos usando el Google Calendar (doble adiós al Outlook), editar las planillas de cálculo mediante las Google Spreadsheets (unificadas ahora en el integrado Google Docs & Spreadsheets) y encima chatear con nuestros colaboradores mediante Google Talk, prescindiendo así de las múltiples formas de messenger, desde ICQ hasta el MSN que venimos usando en la última década.
Los dos rasgos centrales de esta movida son que de ahora en más ya no usaremos más software en nuestras máquinas y, lo más interesante de todo (miren qué desafío tiene el software libre con Google, algo mucho más complejo que con su cruzada en contra de Microsoft) es que todas estas aplicaciones son gratuitas. Nuestra información vivirá en la Web y será accesible siempre y desde cualquier lado.
Además, cada día aparecen más aplicaciones basadas en la Web, con prestaciones cada vez más interesantes, y nuevos dispositivos que nos permitirán, incluso, independizarnos de un PC, como los próximos teléfonos "inteligentes" que permitirán postear en weblogs y administrar sitios con una velocidad, facilidad y ausencia de costo similar a las que tenemos con las laptops.
Con todos estos indicios, ¿podremos decir que está por llegar el momento en el que nuestras tareas no dependan en absoluto de un sistema operativo, ni siquiera de una computadora tradicional? Veremos finalmente si Andreessen estaba en lo cierto o si Gates puede seguir sonriendo.
FUENTE: weblog.educ.ar |